jueves, 9 de diciembre de 2010

Así...

Triste la guitarra sin cuerdas, por no poder sonar.
Triste el perro con bozal, por no poder bostezar.
Triste el río sin agua, por no poder fluir.

Como la marioneta que, triste, después de la actuación es guardada en su cajón... sin vida, pues no tiene a nadie a quien hacer sonreir.
Como los árboles en invierno que, tristes, quedan desnudos al frío.
Como las estrellas que, tristes, son difuminadas por la luz de la Luna llena.

Tristes mis dedos, desahogando su furia entre las teclas...

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