lunes, 15 de agosto de 2011

Simplemente palabras

Rugidos resuenan en el fondo de mi ego,
la ira me invade cuando no la tristeza,
reverbera mi bramar;
si bien por momentos soy más insensible,
menos persona.

Con hambre de devolver favores
a quienes quiebran mi dignidad,
a quienes intentan derrumbar mi orgullo,
busco un hombro donde salvar mi llanto.

¿Llorar?
Llorar es de cobardes...
¡No!
¡Llorar es de hombres!

Al fin y al cabo son lágrimas,
sentimientos materializados;
y me interesa presumir
de lo único humano que me queda.


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