lunes, 11 de octubre de 2010

El finde perfecto

Me despierta el maldito despertador, y recuerdo de golpe el plan del día de hoy. De repente el despertador no es tan maldito como yo creía.

Me levanto de un salto y me visto en un momento. Cojo mi maleta. Engullo dos magdalenas y un vaso de leche. Me cepillo los dientes. Le pongo agua fresquita al pequeño Plácido. Y me echo a la calle volando.

Aún no ha salido el Sol, ni hay Luna, pero veo nuestra estrella (la primera que formó parte de nuestra colección). Llego a la estación. Cojo el primer tren que sale hacia Madrid. La Garena, Torrejón, San Fernando... Más rápido, tengo que llegar ya... Coslada. Me bajo del tren. Salgo de la estación. Llega un coche que me resulta familiar. Subo.

Hola. Hola. Que tal. Bien, y vosotros. Bien. Es entonces cuando la miro. Me mira. Nos sonreímos. Todo pinta de maravilla. Compartimos carretera. Llegamos al pueblo. Nos cambiamos de ropa. Arrancamos rosales. Paseamos al perro. Comemos juntos. Seguimos machacando rosales. Plantamos esquejes. Volvemos a sacar al perro. Cenamos. Vemos una peli. Nos acostamos (qué pena no poder dormir juntitos).

Oigo la puerta abrirse. Viene a despertarme. Desayunamos. Nos vestimos. Salimos al patio. Hay que talar un lilo. Cogemos el hacha. Formamos un gran equipo. Quitamos hojas. Barremos el suelo. Llevamos la carretilla lena de hojas a tirar. Vamos a sacar a Pistacho. Comemos. Tocamos unas canciones de flauta, al igual que la noche anterior. Es la hora de irse. Recorremos la misma carrtera que compartimos a la ida. Coslada. Un beso.

Trenes. San Fernando, Torrejón, la Garena, Alcalá de Henares. Llego a casa. Me ducho. Ceno algo. Me acuesto. Hablamos por teléfono. Me duermo.

Suena el despertador. Bendito despertador. Qué pronto es. Hoy la vuelvo a ver. Presiento que va a ser un gran día...

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